"Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo". Juan 17:24
Habiendo conocido Su amor, el corazĂłn del creyente siempre estarĂĄ inquieto hasta que vea la gloria de Cristo. El punto culminante de todas las peticiones que Cristo hace a favor de sus discĂpulos en este capĂtulo 17 de Juan es que vean Su gloria. Entonces yo afirmo que uno de los beneficios mĂĄs grandes para el creyente en este mundo y en el venidero es la consideraciĂłn de la gloria de Cristo.
En la vida venidera, ningĂșn hombre verĂĄ la gloria de Cristo, a menos que la haya visto por la fe en esta vida. Es necesario que seamos preparados para la gloria por medio de la gracia, y que por medio de la fe seamos preparados para ver a Cristo con nuestra vista.
Este libro titulado en el inglĂ©s, Meditations and Discourses on the Glory of Christ, fue escrito en el Ășltimo año de la vida de John Owen, el prĂncipe de los puritanos, pues el editor lo estaba imprimiendo cuando el Dr. Owen muriĂł en 1683. El dijo a un amigo, "Ya voy a El a Quien ama mi alma, o mĂĄs bien a Quien me ha amado con un amor eterno, que es el descanso completo y mi consolaciĂłn⊠Estoy dejando el barco de la Iglesia en medio de una tempestad, pero mientras el Gran Piloto estĂĄ a cargo, el pobre marinero se puede fallecer sin mucha pĂ©rdida." MuriĂł unos dĂas despuĂ©s a la edad de 67 años.