En ese segundo no sucediĂł nada visible. François, el dĂșctil camarero del gran hotel de la Riviera se inclinĂł aĂșn mĂĄs, para presentar con mayor comodidad la fuente al cuchillo indeciso de la condesa. Pero su rostro descansĂł ese momento a pocos centĂmetros de las ondas dulcemente rizadas y perfumadas de su cabeza, y, cuando instintivamente alzĂł la mirada devota, sus ojos turbados vieron la suave y luminosa lĂnea blanca con la que su cuello surgĂa de esa marea oscura y se perdĂa en el vestido rojo oscuro abullonado. Una llamarada color pĂșrpura lo invadiĂł. Y el cuchillo vibrĂł suavemente en la fuente, presa de un imperceptible temblor. Aunque en ese segundo François intuyĂł las graves consecuencias de este repentino hechizo, dominĂł hĂĄbilmente su agitaciĂłn y siguiĂł sirviendo con el entusiasmo reservado y un poco galante de un garçon de buen gusto.
Stefan Zweig (1881-1942) fue un escritor, novelista, dramaturgo y biĂłgrafo austriaco que alcanzĂł la cĂșspide de su fama en los años veinte y treinta del siglo XX y sus obras fueron de las primeras en denunciar la intervenciĂłn de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Su biografĂa sobre MarĂa Antonieta fue adaptada para el cine en 1938 por W. S. Van Dyke.