McEwan afila los colmillos: una mordaz sĂĄtira de la Inglaterra del Brexit y la Europa de los populismos.
El arranque de la novela no dejarĂĄ indiferente a ningĂșn lector, porque es una reelaboraciĂłn del famosĂsimo inicio de La metamorfosis de Kafka. Solo que aquĂ se invierten los tĂ©rminos y nos encontramos con una cucaracha que un buen dĂa, al despertarse, descubre que se ha convertido en un enorme ser humano, concretamente en el primer ministro del Reino Unido, de nombre Jim Sams. Y resulta no ser la Ășnica cucaracha transformada en polĂtico que se mueve por las altas esferas.
El primer ministro invoca al pueblo para situarse por encima de todo y de todos: la oposiciĂłn, los disidentes de su propio partido e incluso el Parlamento y las normas mĂĄs elementales de la democracia. Su plan estrella consiste en poner en prĂĄctica una absurda teorĂa econĂłmica llamada «reversionismo», cuya brillante idea es cambiar la direcciĂłn del flujo de dinero, de modo que uno debe pagar por trabajar y a su vez recibe dinero por comprar. Una fĂłrmula mĂĄgica que supuestamente solucionarĂĄ todos los problemas...
McEwan recurre a Kafka para retratar una realidad que ya de por sĂ tiene mucho de kafkiana, pero el gran referente que subyace en su feroz sĂĄtira es Jonathan Swift, uno de los maestros en el arte de servirse del humor para poner en evidencia la estulticia y combatirla. Desde la perplejidad y la indignaciĂłn, McEwan ha escrito un libro de emergencia, conciso, contundente y descacharrante, que denuncia la alarmante degradaciĂłn de la clase polĂtica y los peligros que esto conlleva.
«Uno de los grandes escritores del siglo XX nos ayuda a entender una de las grandes crisis polĂticas del siglo XXI» (Leo Robson, New Statesman).
«Una explicaciĂłn satĂrica del lĂo en el que se ha metido el paĂs» (David Sexton, Evening Standard).
«A diferencia de sus primeras novelas, que exploraban tabĂșs y le valieron el mote de Ian Macabro, este es un libro mucho mĂĄs liviano, pero que sabe plasmar el inacabable carrusel del Brexit» (Olivia Ovenden, Esquire).
«Una såtira concisa y afilada, que se lee de un tirón» (I Magazine).
«Juguetón, inventivo e inteligente» (Robert Shrimsley, Financial Times).