"Los grandes señores, especialmente los del siglo XVIII, gozan de la fama de ser pĂ©simos padres de familia. Philip Dormer Stanhope, cuarto conde de Chesterfield (1694-1773), el autor de las Cartas que se van a leer, es el prototipo por excelencia del gran señor dieciochesco. Sus costumbres libertinas, el wit que le hacĂa temible en Londres y ser apreciado por Swift y por Voltaire, se dirĂa que casan mal con el amor paterno y la vocaciĂłn perseverante del preceptor. Y, sin embargo, fueron precisamente el padre y el preceptor los que prevalecieron, en la fama pĂłstuma de Lord Chesterfield, sobre el hombre de mundo, con su desenvoltura, y sobre el hombre de ingenio. Un año despuĂ©s de su muerte, en 1774, veĂa la luz la obra que ha hecho de Ă©l, quizĂĄ a su pesar, un clĂĄsico de la literatura inglesa: las cartas que dirige a su hijo Philip desde 1737 [...]. Nunca padre alguno se ha mostrado preceptor tan afectuoso y previsor como este Lord que pasaba por seco y desencantado. Nunca hijo alguno ha sido guiado, seguido, acompañado, adoctrinado, aconsejado, enseñado, reprendido, con mĂĄs paciente dulzura y vigilancia que este hijo de Lord." Marc Fumaroli